¿Es segura la biometría?


Sistemas de identificación ocular, huella dactilar, reconocimiento de voz o identificación facial comienzan poco a poco a formar parte de la vida de empresas y usuarios. Conocida como biometría, esta tecnología se basa en la identificación a partir de logaritmos de características personales, físicas y morfológicas, que son distintivas e intransferibles. Desde hace años son muchos en la industria tecnológica los que consideran que va a sustituir a contraseñas, llaves y tal vez a carnets de identidad.

Biometría y seguridad
Los expertos coinciden en que la biometría presenta importantes ventajas respecto a las contraseñas tradicionales, ya que elimina la posibilidad de pérdida u olvido y dificulta la suplantación de identidad. Sin embargo, como cualquier otra tecnología incipiente, ningún sistema biométrico es infalible y hasta que no llegan a los mercados hay fallos o vulnerabilidades que no se pueden testar. Un ejemplo es el Galaxy S8, cuyo sistema de reconocimiento facial ha sido burlado con simples fotografías del usuario. En este caso la combinación de problemas en el logaritmo y el hecho de que la cámara frontal no pueda recoger una imagen en 3D parecen estar detrás del problema.

Los expertos también coinciden en que una de las cuestiones fundamentales de la biometría es que en caso de quedar comprometida la información, mediante duplicación o hackeo, su detección y modificación son más complicadas. Dicho de otra forma, si los datos son vulnerables, el sistema no puede volver a ser utilizado con garantías.

Aunque empresas y entidades bancarias ya afirman que las soluciones basadas en la biometría son el futuro de los métodos de autenticación, los ciberdelincuentes intentan desarrollar métodos para desafiar estas tecnologías al mismo ritmo.

Erika Placencio
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